Mujeres en el Metodismo

Instituto Crandon mayo 2020
por la Magister Inés Simeone

Bases usadas para el momento Zoom de la Pastoral Educativa del Instituto Crandon en el marco del Mes del Metodismo.

La pregunta que nos hacemos al empezar este momento de encuentro es:

¿Por qué hablar de mujeres y su participación?
¿Por qué muchas veces no encontramos mencionadas a las mujeres en los relatos y acontecimientos considerados importantes de la historia?

Estas preguntas me recuerdan a una tarde en el Archivo Histórico de la Iglesia Metodista en el Uruguay, hace cerca de 20 años cuando acompañaba al grupo que se reunía para estudiar, ordenar y archivar actas y documentos de los comienzos de la Iglesia en nuestro país. Al encontrar allí un folleto en el cual estaban mencionados estos primeros metodistas me llamó la atención que solo constaban nombres masculinos. Frente a esa realidad mi pregunta a los investigadores fue: ¿Solo había hombres? La respuesta firme y unánime fue rápida: ¡Si! nuestra Iglesia fue distinta a las otras iglesias de los países de América Latina… fue fundada casi exclusivamente por hombres… y me señalaron el folleto.

Con esta respuesta fui a ver el libro original del cual se habían sacado los nombres y allí encontré que constan 147 nombres- considerados como Fundadores 1878. de los cuales 126¹ eran mujeres. ¡En 147 miembros 126 eran mujeres! ¿80%?

La historia ha sido contada de esa forma (en casi todos los ámbitos y lugares)… las mujeres solo fueron mencionadas cuando hacían algo absolutamente extraordinario, si no… no contaban. Imagínense ustedes que en el ámbito religioso estas ausencias de registros ha sido realmente impactante.

¿Por qué?

Por una herencia religiosa (cristiana) patriarcal, por una tradición que mantuvo esa herencia… por lecturas parciales (desde la óptica masculina) de los textos… etc.

San Agustín, cuyas afirmativas fueron fundamento para construir dogmas y determinar costumbres, dijo en el Siglo V:

…todo ser humano tiene un alma asexuada y un cuerpo sexuado. En el hombre, el cuerpo refleja el alma lo que no sucede con la mujer. El hombre es plenamente imagen de Dios pero no la mujer…cuyo cuerpo constituye un obstáculo permanente al ejercicio de su razón… Inferior al hombre, la mujer le debe estar sometida…

Esa idea de la mujer como inferior al hombre, sometida y obediente fue alimentada, multiplicada y fortalecida desde los primeros tiempos del cristianismo, contrariamente a lo que sabemos que enseñó Jesús.

JESÚS valoró y dignificó a las mujeres en medio de una sociedad que la consideraba insignificantes.

Cuando se habla de los orígenes del metodismo se habla – en general – de Juan Wesley, sus ideas, su familia, sus seguidores, sus escritos. Pero es importante y justo, conocer también otras participaciones relevantes y fundamentales para el avance, consolidación y supervivencia del propio movimiento metodista, en este caso específico, la participación de las mujeres.

Así como en el tiempo de Jesús (movimiento de Jesús) las mujeres tuvieron una presencia y lugar importante, que se fue desvaneciendo en la medida que se instaló la institución iglesia… en el metodismo también.

Hubo presencia de casi 60% de mujeres en el nacer del movimiento pero que se fue transformando cuando nació la institución Iglesia Metodista. Esto no significa que no hubiera mujeres, significa que estaban, participaban, servían, eran mayoría, enseñaban pero no eran mencionadas en las actas ni estaban en la instancias de poder.

¿Qué fue lo que determinó que 60% de las participantes del movimiento metodista naciente fueran mujeres…?

El siglo XVIII en Inglaterra (Revolución Industrial) fue un tiempo de muchos cambios en todas las área de vida. En lo que se refiere a las mujeres alfabetizadas y casi siempre ricas fue momento de reflexionar sobre sus derechos y pensar en abrir horizontes. Por otro lado aquellas de los sectores empobrecidos, luchaban con muchas dificultades descubriendo sus espacios por medio de la participación en sectas religiosas, caracterizadas por ideas de libertad de pensamiento, creencia en los derechos de la consciencia e igualdad espiritual.

Y fue en medio de todos estos cambios que nació el Metodismo y con él las primeras sociedades. Estas se multiplicaron principalmente entre los grupos empobrecidos y entre las mujeres.

Ellas se sentían motivadas por algunas de las características básicas del metodismo, entre las cuales:

– Sociedades que eran abiertas a todas las personas…

– Creencia de que Gracia de Dios es para todos y todas, disponible, abundante y gratuita. Por supuesto que esto provocó un sentimiento de inclusión de las mujeres que hizo con que se sumaran masivamente al movimiento.

– Lenguaje sencillo, todas entendían y eran entendidas.

– Libertad para expresar su fe, lo que no podían hacer en la religión oficial de Inglaterra.

– El énfasis metodista dado a la Experiencia hacía con que las mujeres encontraran espacios de acción relacionados con sus propias experiencias de vida. En los pequeños grupos organizados (clases) ellas conversaban sobre sus situaciones reales de vida y juntas buscaban soluciones. Y además las relacionaban con las enseñanzas de Cristo ganando así mucha esperanza.

– Interpretar la Biblia de acuerdo a los hechos concretos de su día a día, estableciendo así una relación mucho más cercana con Dios.

– Las Buenas Obras (resultado de un cambio de actitud frente a la vida) eran verdaderos frutos de fe viva; fue en medio de esas obras concretas que las mujeres tuvieron un enorme espacio.

Además de las reuniones de clases las primeras metodistas servían a través:

  • de la educación (escuelas para niños y niñas trabajadores y carenciados);
  • de las visitas a personas enfermas;
  • en el apoyo a infraestructura para la expansión del movimiento
  • apoyo económico
  • de la organización de grupos;
  • de la constante campaña para ayudar a quienes necesitaban;
  • de la predicación (aunque al principio no se les permitía).

Todos estos primeros grupos de mujeres organizados en las Sociedades Metodistas del siglo XVIII tenían una líder. Esta líder era preparada y capacitada para dirigirlos y también enseñar a sus compañeras era común que de un grupo de 12 nacieran unos cuantos grupos que repetían la dinámica.

Muchos de los grupos (no religiosos) de trabajadores y trabajadoras a principios del siglo XIX estaban formados por personas que venían del Movimiento Metodista.

El Movimiento Metodista se transformó en Iglesia en diciembre de 1784 (Estados Unidos), en Inglaterra se mantuvo en movimiento hasta después del fallecimiento de Juan Wesley (su fundador). En la Conferencia en la cual se instaló la Iglesia Metodista se marcaron énfasis de acción en lo que se refiere a la Educación, se condenó la esclavitud y el tráfico de esclavos. Estos dos importantes puntos determinaron acciones y también divisiones en la historia del metodismo estadounidense.

Las mujeres negras y las mujeres blancas participaron activamente de la génesis de la Iglesia ellas se ocupaban de todo lo referente a infraestructura y organización, solo no participaban de las instancias del poder institucional…

… ellas atendían a los predicadores itinerantes, lavaban y cocían sus ropas… Dicen que los predicadores nunca se iban con las manos vacías… un recambio de ropa, un caballo descansado y alimentado, el dinero necesario para pequeños gastos…

Importante marcar el apoyo económico que ofrecieron las mujeres para construcción de templos, casas pastorales, escuelas primarias, universidades y centros de formación teológica (no solo en Estados Unidos sino también en todos los lugares a los cuales fueron en Misión – Crandon es un ejemplo de eso).

Un ejemplo muy interesante para compartir:

John B.Hudson (pastor) cuenta que…

cuando llegué a Sela Creek casi todo el pueblo había ido a ver las carreras de caballos, por lo tanto me informaron que era probable que no se realizará el encuentro de grupo metodista. De igual forma fui al lugar de reunión donde, para mi total sorpresa, encontré 59 MUJERES y 1 hombre… ciego (que no podía ver las carreras…)

Ya en el Siglo XIX la mujeres se organizaron en grupos de lucha:

  • por los derechos iguales en todos los ámbitos de la sociedad, voto femenino (Francis Willard)
  • ligas anti el consumo de alcohol
  • capacitación de mujeres para participar de la vida pública
  • apoyo buscando lograr libertad para las mujeres oprimidas
  • para que las mujeres metodistas pudieran ser delegadas (desde cada congregación) a las Asambleas Generales
  • por la ordenación (para el ejercicio sacerdotal) de mujeres

Por otro lado estaban las mujeres organizadas (1869) para la misión fuera de los Estados Unidos, la Junta Misionera de Mujeres de la Iglesia Metodista Episcopal y (después) Sociedad Misionera de Mujeres Ultramar. Ellas fueron quienes apoyaron a Cecilia Guelfi a comenzar con las Escuelas Evangélicas que dieron lugar a Crandon. Desde ese grupo vinieron las misioneras a fines del siglo XIX y toda la primera mitad del siglo XX (hasta la autonomía de la Iglesia Metodista en el Uruguay). Uno de los principales argumentos de estos grupos era: …las mujeres solo pueden ser movidas por sus compatriotas para así dejarse ayudar y ofrecer formación… Muchas maestras, médicas, enfermeras, músicas embarcaron hacia la India, África y América Latina.

La presencia de la mujer en el metodismo uruguayo naciente

Es evidente que las mujeres participaron de la instalación y desarrollo del Metodismo, en Uruguay, desde el principio, en 1838. También es evidente que no tenemos mucho de sus nombres y participación, seguramente escondidos atrás del Sra. de… tan habitual en nuestra cultura, principalmente en aquella época. Se sabe que muchas misioneras (educadoras y sirviendo en las escuelas), esposas e hijas de misioneros dedicaron gran parte de sus vidas a la misión en nuestro país. También se sabe de la dedicación y valentía de las primeras miembros de la Iglesia – que tuvieron que enfrentar, así como ellos, la oposición de una sociedad católica muy fuerte.

Al observar los números entendemos las palabras del misionero Thomson que decía:

Lo que alienta mucho… es la gran asistencia de las señoras. Muchas de ellas que no se habrían atrevido mottu propio a ir al lugar condenado por el sacerdote han sido atraídas por los ruegos y representación de sus hijos y hermanos, y generalmente basta que vengan una vez para que pierdan los prejuicios fanáticos².

Estas palabras dicen mucho: las mujeres asistían mucho, eran muy dominadas por los sacerdotes y llegaban cuando invitadas por sus hijos y hermanos. Es evidente que la cultura local de aquel tiempo estaba fundada en el dominio masculino, teniendo la mujer al hogar como su espacio de dominación- si se usan los criterios de relaciones de poder para analizar estos datos.

Encontramos en el periódico metodista El Evangelista lo siguiente:

Minas- Un clérigo que acompañó al obispo en su misión, predicó un sermón en que comparó a las señoras y señoritas con yeguas y mulas³

En un sermón de la Iglesia de Concepción, el orador ha dicho que

no hay virtud fuera del catolicismo; y que toda mujer racionalista debe necesariamente ser una prostituta.

O sea, era difícil decidir participar de cualquier propuesta religiosa que no fuera la Católica, había que ser valiente y fuerte para enfrentar las consecuencias.

De las presencias notadas no se puede dejar de mencionar nombres y organizaciones que también hicieron historia en la proclamación del Evangelio por estos pagos entre todas ellas mencionamos:

  • Srta. Cecilia Güelfi, que puede ser considerada una de las primeras misioneras nativas de estos parajes. Cecilia fue nombrada misionera de la Junta de Mujeres en 1878 y desde ese nombramiento organizó un grupo de maestras para iniciar el trabajo educativo metodista entre las personas necesitadas de Montevideo (del Estandarte Evangélico del Jubileo). Gran maestra de maestras (cuando falleció ella y sus alumnas tenían más de 17 escuelas gratuitas por todo Montevideo).
  • Una de las alumnas de Cecilia, Carmen Chacón, nacida en de San Ramón fue evangelizada por Juan Correa en sus viajes al interior del país. En 1881, reconociendo los dones de Carmencita, Correa la trajo a Montevideo para estudiar en una de las escuelas fundada por Cecilia Güelfi. Cuando la familia Correa Rejos se fue a Porto Alegre, en 1885, como misionera, se llevaron a Carmen (tenía 16 años). Allí nombrada como trabajadora para la juventud. Allí junto con Juan Correa Lisboa fundó un colegio que permanece hasta los días de hoy.
  • Se debe mencionar también todo el trabajo realizado por las Comisiones de Beneficencia para el socorro de enfermos y necesitados (1877).
  • La Sociedad de Damas de Porongos (1883);
  • Las Sociedades de Beneficencia de Señoras (la primera fue la de La Aguada en 1897);
  • La Comisión Auxiliar “Rebeca McCabe» (levantando fondos para el Templo – organizada en 1902);
  • Las escuelas dominicales dirigidas por mujeres,
  • Las construcciones apoyadas ($) por las Junta de Mujeres – templos, terrenos, colegios;
  • La organización y el trabajo para comprar el órgano de la Iglesia Central, comisión dirigida por Jeanne Banks de Coates (1917);
  • La obra “El buen Samaritano” (1919) para las madres de los niños y niñas que asistían a la Escuela Dominical en el Cerro;
  • Los grupos de mujeres organizados desde las escuelas metodistas para apoyar las actividades y el servicio de la Iglesia;
  • La primera diaconisa Hortensia Droz (en los años 20);
  • La primer mujer reconocida como predicadora local licenciada Isabel González Vásquez de Rodríguez, de la Iglesia de La Aguada (1923),
  • participación en las comisiones organizadas para combatir la trata de blancas (desde los años 30)
  • La primer mujer ordenada Presbítera en América Latina, Ilda Vence (en los años 60);
  • La primer mujer laica presidente de una Iglesia Metodista Nacional, Margarita Grassi;
    Mujeres que marcaron nuestra historia, sin olvidarnos de Prudencia Castro, Violeta Caballero, Violeta Briata… y muchísimas más participantes de las sociedades femeninas y servidoras anónimas o no.

Es una linda historia de amor, fe y servicio que tiene que ser contada y celebrada. Muchas y muchos de nosotros seguramente tenemos el recuerdo de alguna mujer en Crandon o nuestra Iglesia a quien queremos homenajear. ¡Gracias Señor, por tanto servicio, amor y dedicación!

 


¹ Primer Libro de Registros – lista de Fundadores 1878
² Estandarte Evangélico – Número del Jubileo, p.61
³ El Evangelista, Tomo II, Número 6, 12 de octubre de 1878
 El Evangleista, tomo II, número 9, noviembre 2 de 1878

Bibliografía usada para esta exposición:
Simeone, María Inés – As Extraordinárias Irmas Metodistas – Sao Paulo, 1996
Simeone, María Inés – A presenca da mulher no metodismo nascente – Sao Paulo, 1993
Schüssler Fiorenza, Elisabeth – En memoria de ella – Una reconstrucción teológico feminista de los orígenes del cristianismo, Bilbao, 1989
Estandarte Evangélico – Número del Jubileo
El Evangelista, números 6 y 9, 1898

Categorías: Reflexiones