En memoria de José Brandón

José Marcos Brandón Beira

6 de julio de 1938 – 9 de octubre de 2016

 

jose brandonUn seis de julio hace setenta y ocho años, nacía José en medio de una familia descendiente de españoles y activos miembros de la Iglesia Metodista de La Aguada. Desarrolla su adolescencia en una congregación muy activa, con una juventud en sus mejores tiempos. Eran años donde los grupos de jóvenes de las distintas congregaciones competían en campeonatos de volleyball entre ellas y disfrutaban de campamentos memorables. Cacho como se lo empieza a conocer, se casa en la Iglesia de la Aguada con Julia González que era de origen católico. La familia se agranda con el nacimiento de sus dos hijas, Adriana y Andrea. Años más tarde vendrán seis nietos que se transformarán en sus compañeros y en las pupilas de sus ojos.

A los dieciocho años entra a trabajar desde abajo en el Banco Montevideo. Tiempos donde la carrera de bancario tenía el prestigio casi de Doctor. Allí fue creciendo hasta llegar con el tiempo a asumir el cargo de encargado de Rescate de Deudas del Banco. Supongo que esa tarea le ayudó en su gran capacidad negociadora y de búsqueda de acuerdos. Fue militante del Gremio Bancario, aún después de jubilado. Más adelante, dada su idoneidad en el tema, lo llama una Firma de Argentina para una tarea similar. Esto lo lleva a conocer y viajar profusamente por el país hermano. La familia quedaba en Montevideo donde él llegaba los fines de semana. En un tiempo relativamente corto decide renunciar.

Tenía dos pasiones, era asador neto e intervenía en cuanto asado había en las actividades de las iglesias. Era de los que disfrutaba el asado desde la elección de la leña. La otra pasión era el futbol. Contaba su yerno Álvaro que se hizo socio de Rampla para ir a los partidos de la B con los Rosso a pesar de que era hincha de Nacional.

Hubo un período en el que por alguna razón se alejaron de la Iglesia. Pero cuando invitamos a Cacho y a Julia a las reuniones de matrimonios jóvenes en la Iglesia Central, volvieron con mucho entusiasmo. Eran reuniones de estudio que terminaban con choricitos a las brasas en la estufa del Salón Richero. Con el tiempo se integraron a la Iglesia de San Pablo que quedaba cerca de su casa. Fue un laico muy activo donde le tocara actuar. Tesorero nato de cuanta organización participara, entre ellas la Fundación Ecuménica Pablo de Tarso y varias Juntas Nacionales de Vida y Misión de IMU. La última fue la que terminó en la Asamblea General de la IMU en el mes de abril pasado, donde comenzó un cambio técnico-estructural de las finanzas, que todavía está avanzando en su implementación.

Desde la Presidencia, pude apreciar de cerca su capacidad de manejar las finanzas, de la búsqueda de soluciones donde parecía no haberlas, como la construcción de la Casa Pastoral de Artigas, los problemas financieros de Salto y otras congregaciones. Además la negociación de la deuda de años con el Municipio de Paysandú, la recuperación del Templo de Central, las propiedades de Isla de Gaspar por mencionar algunas. Cacho no solo era tesorero, sino que se hacía cargo de las reparaciones, los muebles, los trámite, etc.

Pero lo más importante. Él tenía un cuerpo grande que infundía respeto, pero dentro albergaba una persona preocupada por los de los demás, especialmente por los pastores jubilados. Puso el hombro para que el Hogar de Estudiantes estuviera funcionando a tiempo, para levantar el Campamento Renacer, el programa de pesquería, el Proyecto de Crandon Salto con la Iglesia de la Cruz, el Campamento de Familias en este último año. Defendía con pasión lo que creía justo, pedía perdón cuando se equivocaba. Estaba siempre dispuesto a dar una mano. Solía sentarme con él a conversar temas difíciles, seguro que lo conversado quedaba allí. Para mí no era solo un amigo, era mi pastor.

El cáncer se lo llevó muy rápido. No tenía miedo a la muerte, tenía una inmensa fe y solo pretendía tener calidad de vida. En mi última visita al Hospital antes que fuera sedado, me dijo: me preocupa que tengo un montón de papeles para arreglar del Campamento Renacer. Ese era Brandon…

 

Oscar Bolioli

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