Recordando a Teresa Silvera

 

Teresa Silvera

En este mes de marzo, en que se celebra el Día Internacional de la Mujer, queremos recordar a una de nuestras mujeres cristianas, metodistas, deseando que su testimonio de vida nos aliente en el camino de la fe.

Teresa Silvera nació en un hogar cristiano, el 17 de mayo de 1932, en el Departamento de Durazno. Siendo joven ingresó como miembro en la congregación metodista de aquel lugar. Allí enseñó a los niños y fue la Directora del trabajo con ellos.

Teresa era multifacética por eso estudió Francés, Corte y Confección, Enfermería y Fisioterapia.

En cierta ocasión oyó que en Bolivia se necesitaban personas para trabajar entre los más vulnerables. Como aquello apeló a su corazón, hacia allá partió a fines de la década del cincuenta, luego de superar importantes dificultades. De todas maneras, contó con el apoyo de varias personas, entre ellas su madre y la  Federación Femenina de Uruguay. En Bolivia trabajó como enfermera y compartió las buenas nuevas de Jesucristo con los niños de diferentes localidades.

Cuando volvió al Uruguay, en la Clínica del Dr. Caritat, del Hospital Pereira Rossell, se especializó en la rehabilitación de niños con secuelas de parálisis infantil.

Por ese entonces, la Confederación de Mujeres Metodistas de América Latina y el Caribe decidió enviar misioneras a diferentes lugares del continente. Teresa Silvera sintió el llamado de Dios y así  partió de nuevo, en 1961, otra vez a Bolivia, convirtiéndose entonces en misionera de dicha Confederación.

Allí trabajará en el Hogar Paul Harris del Rotary Club. Esta institución había cedido a la Iglesia Metodista un edificio en donde se rehabilitaban niños con problemas de motricidad o deficiencia intelectual. Incluso, Teresa asumió el rol de una maestra de Primaria porque se ocupó de enseñar a los niños más pequeños.

Fue tan eficiente su desempeño que pasó a ser la Directora de la Institución, llegando a supervisar a los propios profesores.

Siempre que podía, volvía a su país a pasar varios días en familia.

En medio, aprovechando algún tiempo en que le era posible asistió, en Buenos Aires, a la entonces llamada Facultad Evangélica de Teología. Los cursos que allí se daban, la formaron para el Trabajo Social. Asimismo, volcó lo aprendido en las “Villas miserias” del cinturón urbano, en donde se destacó, más allá de sus conocimientos, por su dedicación a los demás.

En 1974 volvió definitivamente al Uruguay. Se presentó entonces a un concurso de oposición y méritos para trabajar en el Consejo del Niño, hoy Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU). No es de extrañar que, con toda su experiencia y trabajo en Bolivia, obtuviera el primer lugar. Así fue nombrada Regente del Hogar Femenino Regional que abarcaba los Departamentos de Durazno, en donde estaba la sede, Flores, Florida y Tacuarembó.

Fiel asistente a su congregación metodista de Durazno colaboró en todo lo que estaba a su alcance.

En el año 1980 contrajo enlace y como su esposo vivía en Montevideo se trasladó a este Departamento. Al comienzo, asistía a una iglesia que estaba ubicada cerca de su casa. Luego, se acercó nuevamente a la Iglesia Metodista, en este caso, a Central. La Pastora Araceli Ezzatti le pidió que colaborara, de manera voluntaria, en la policlínica que estaba ubicada en las dependencias de la congregación metodista del barrio Belvedere, lo que aceptó. Recordando a Teresa, nos dice la Pastora Ezzatti:

“Teresa trabajaba tan silenciosa que, a veces, creíamos que no estaba. Sin embargo, al entrar en la policlínica estaba todo preparado para recibir y atender a los pacientes: historias, aparatos muy limpios, medicamentos y flores… y ella preparada para recibir, dar números, solucionar situaciones difíciles que facilitaran la tarea del equipo de trabajo: dos médicas, un pasante estudiante, pastora. Teresa se integraba al equipo con sus dones, su paz espiritual y su vocación por servir y evangelizar. A tal punto, que muchas personas le contaban sus problemas y la escuchaban con sus palabras siempre reposadas aunque firmes. Poco a poco logró integrar una Sociedad Femenina con señoras que se atendían en la policlínica pero que se sentían atraídas por el local -la iglesia- siempre acogedor y por la forma de atención muy cuidada por todo el equipo. Como miembro de la congregación siempre tuvo gran disponibilidad para lo que fuera convocada, pues podía dirigir un culto o un devocional con sencillez y profundidad. Teresa, sigue siendo acervo espiritual que nos inspira con su vida que sembró fe y esperanza, dio apoyo y consolación. Era seguidora de Cristo en todas las dimensiones de su vida. Gracias a Dios por ella”.

En esa congregación se la nombró Diácona Local. En cierta ocasión, en la Sociedad Femenina de Belvedere, Teresa presentó una meditación con el ejemplo de las herramientas de una carpintería. Todas son necesarias y el carpintero se vale de cada una de ellas tal como son, la lija áspera, el tornillo dándole vueltas a las cosas, el metro midiendo todo, etc. De esa manera, Teresa compartió la enseñanza de que así debe ser en la iglesia, debemos aprender a trabajar juntos, aceptándonos unos a otros.

También la Federación Femenina del Uruguay se vio beneficiada con su colaboración.

Si bien, hasta al final de su vida siguió siendo Miembro en Plena Comunión de la congregación de Belvedere, casi al término de sus días, Teresa estaba asistiendo a la congregación metodista del barrio Aguada. Ella era así, compartía sus dones en diversos lugares.

Siempre estuvo dedicada a los demás, lo último fue el cuidado de su esposo, varios años mayor que ella. En cierta oportunidad expresó: “Éste es ahora mi ministerio.” Sin embargo, él la sobrevivió. Teresa falleció el 9 de julio de 2011, en Montevideo. Los familiares cumplieron su deseo de que sus restos descansaran en el cementerio de Durazno, su amada ciudad.

A Teresa Silvera se le pueden aplicar las palabras del libro de Apocalipsis 14:13

“Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.”

 


Datos tomados de entrevistas del entonces pastor de la congregación de Durazno, magister Rodolfo Míguez.
Testigos de su gloria. XII Asamblea General de la IMU, Montevideo, Sábado, 25 de Agosto de 2012.
Aportes de las pastoras Araceli Ezzatti y Mirtha Coitinho.
Marzo de 2022

Categorías: Historia