Voluntarios alemanes en Uruguay – Mercedes

Llegaron hace pocos meses a aportar su tiempo y trabajo. Poco sabían de Uruguay antes de venir, salvo por su selección de fútbol, algún apellido que trascendió fronteras como Súarez o Mujica, que aquí a falta de montañas sobra pradera, carne y mate.

Las trajo el deseo de conocer Sudamérica y en el destino elegido tiene que ver la buena relación que mantiene nuestra Iglesia Metodista con la de Alemania. Su nuevo y temporal lugar en el mundo, la ciudad de Mercedes.


 

Madeleine.Gottenheim

Durante la semana trabaja en el Centro de Atención al Adolescentes y la Familia (CAAF) en convenio con el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) y el fin de la semana lo hace en la Iglesia Metodista en Mercedes, en la escuela bíblica y con un grupo de jóvenes que se encuentran los sábados. También en eventos con la comunidad, como la venta mensual de empanadas, venta de ropa, etc.

Pese a que se siente cómoda al comienzo le fue difícil adaptarse a la nueva realidad y al comportamiento adolescente del CAAF. Muchos de esos adolescentes viven situaciones complejas como la pobreza, desempleo, separaciones familiares, drogas o violencia. Cada uno está seleccionado según criterios estipulados por INAU priorizando situaciones de vulnerabilidad. Es un lugar de proteción, alimentación y contención con un gran trabajo esfuerzo  de equipo.

«Me hace muy feliz que ellos me respetan ahora y en particular que ellos empiecen a confiar en mí.»

«Este intercambio voluntario significa que personas de culturas y realidades completamente diferentes pueden darse cuenta que tienen cosas en común, que se pueden entender y beneficiarse de todo eso.»

 

Sobre su estadía en el país valora que la gente es muy abierta y eso facilita conocer gente y sentirse a gusto

«Me gusta que todo se puede hacer tranquilo, es una grande diferencia con Alemania, porque allá la gente está más estresada. Para mí, no hay nada mejor que encontrarme con amigos en la rambla, tomar mate, hablar y pasar tiempo juntos.»


 

Clarita

Clarita.Halle/Saale

Además de tareas en el templo de Mercedes también ejerce el voluntariado en el Club de Niños «San José Obrero», que forma parte de INAU. Al Club van niños de 5 a 13 años, y se trabaja antes o después de la escuela en grupos de 25 o 35 niños. Allí se sirve desayuno o merienda, se hacen deberes, aprenden inglés, y se realizan actividades como natación, baile o música. El tiempo se divide en tiempo libre «recreo», talleres, y tiempo organizado por los maestros. En este tiempo hacemos cosas artesanales o trabajamos por temas diferentes.

Acompaño a los chiquilines en todo que hacen. Participo en la mayoría de las talleres y cuando trabajan con maestros, ayudo donde puedo. En el recreo juego con los chicos, a las nenas les hago trenzas o les enseño un juego que conozco de Alemania.

 

Sobre el trabajo que realiza disfruta el trabajo con los niños y jóvenes del club y la Iglesia.

Puedo aprender mucho de la actitud de vida que tienen los chiquilines. Nunca imaginé los problemas que tienen las familias que mandan sus hijos al club. Ahora realmente puedo valorar lo que tengo en Alemania, sea la familia o los servicios del estado. Lo que me dí cuenta es que los cambios son realmente dificiles y necesitan tiempo, no se puede ir al extranjero pensando que estos problemas que tienen personas allá se podrían resolver en un segundo.

En estos tres meses, ha reflexionado mucho sobre la diferencia que hace el lugar de nacimiento y las posibilidades de desarrollo que tiene la gente lejos del primer mundo. Con respecto a las instituciones aclara que no ayudan a resolver todos los problemas pero acompañan a las personas en los diferentes e importantes pasos de su vida.

Clarita quería hacer voluntariado en el extranjero y se decidío venir a Latinoamerica para mejorar su español. Su organización de la Iglesia tiene proyectos en Argentina y Uruguay; este proyecto en Mercedes me gustó porque se puede trabajar con niños y jóvenes en relación con la Iglesia.

«Yo estoy muy feliz en Uruguay. Me encanta que la gente tiene orgullo nacional y que sean tan abiertos y amables. Nunca imaginé que el mate sea tan importante, pero no tardé mucho tiempo en convertirme en bebedora de mate. Me parece que en la tranquilidad de la vida de la gente en Mercedes, se puede sentir la paz. Me gusta que aunque sea un país chico no significa que no pase nada o que no hay nada para descubrir.


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